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Supersopa contra el hambre: vuelve el producto emblema de la Universidad Nacional de Quilmes

El programa histórico de la Universidad Nacional de Quilmes Supersopa inaugura su caldera y vuelve a funcionar. Con la intervención de estudiantes, docentes y graduados, elaboran desde 2002 una sopa concentrada de alta calidad y bajo costo compuesta por hortalizas, carne, arroz y arvejas en proporciones adecuadas sin conservantes ni aditivos. Los destinatarios de esta comida son comedores comunitarios y escolares de distintas partes del país y puntos internacionales, como África o zonas de conflicto. El próximo 10 de julio se realizará un locro abierto a la comunidad universitaria y vecinal para celebrar la vuelta del producto insignia de la Universidad.

Anahí Cuellas, directora de la Planta Elaboradora de Alimentos Supersopa, contó que: “El propósito inicial fue ofrecer un producto que mejorara las condiciones alimentarias regionales. Actualmente y a diferencia de 2002, nos encontramos con una situación aún peor de inseguridad alimentaria, donde 6 de cada 10 argentinas y argentinos están bajo la línea de pobreza. En este contexto, la producción de Supersopa responde directamente a las crecientes necesidades nutricionales y representa una expresión concreta de la contribución de la Universidad a la sociedad“.

Tras una pausa de cinco años (consecuencia de la pandemia, el corte del servicio de gas y la renovación de la caldera), la semana pasada se produjeron 156 latas de Supersopa, equivalentes a 7.800 porciones. A su vez, esta semana se replicará otro lote con los mismos volúmenes y se elaborarán 200 latas de locro. La planta también produce guiso de arroz y sopa de vegetales. En este sentido, la elaboración de alimentos de calidad da cuenta del impacto que tienen las instituciones públicas en sus comunidades y territorios frente a un cuestionamiento constante por parte del gobierno nacional y algunos medios de comunicación.

Cuellas detalla que Supersopa “trabaja con un sistema de madrinazgos y padrinazgos donde particulares y empresas realizan donaciones para comedores, merenderos y/o barrios vulnerabilizados”. Y agrega: “También, se acercaron distintos sectores para articular acciones que aseguren que la lata de sopa vuelva a ser emblema de nutrición solidaria en los sectores más necesitados“.

El alimento se almacena en latas con una capacidad de 4 litros. Los envases se encuentran en condiciones de esterilidad comercial, es decir los microorganismos no afectan al alimento ni al consumidor final, por lo que la sopa se puede conservar hasta por un período de dos años. Su elaboración es sobre la base de hortalizas, carne vacuna como fuente de proteínas, aporte calórico en la forma de materias grasas y una base amilácea como el arroz. Además, de cada lata pueden obtenerse hasta 50 porciones, es decir cincuenta personas alimentadas, y las de locro y guiso rinden 24 porciones.

Conocimiento de alto impacto

El programa nace veintidós años atrás tras la llegada a la UNQ de maquinarias pertenecientes al Mercado Central de Buenos Aires para ser utilizadas con fines educativos. Así, la casa de estudios puso en marcha la planta industrial.

Entre quienes intervienen en el desarrollo de los productos alimenticios, se encuentran estudiantes de distintas carreras, como Ingeniería en Alimentos, Química y Biotecnología, que realizan prácticas profesionales. El programa también brinda asesoramiento para la transferencia tecnológica de la planta a quienes deseen replicar el programa en diversos puntos del país.

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